Recientemente, el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) manifestó su preocupación por la capacidad de respuesta de la comunidad internacional ante la posibilidad de reportar nuevas pandemias. En su informe a la 76 Asamblea Mundial de la Salud planteó que “el fin de la emergencia global no es el fin del covid-19 como un regalo global para la salud”. Y si preguntaba: “Si no hacemos los cambios necesarios, ¿quién los hará?; y si no los hacemos ahora, ¿cuándo?”.
Es un aviso -de fuente autorizada- de que en el futuro habrá nuevas pandemias ante las que la comunidad internacional deberá demostrar su capacidad de respuesta efectiva.
Emergencias de salud pública de importancia internacional
El anuncio se produce a través de la finalización oficial del Emergente de Salud Pública de Importancia Internacional (ESPII) por covid-19. Un ESPII, de acuerdo con el Reglamento Sanitario Internacional (RSI), se formula cuando se presenta una situación grave, repentina, inusual o inesperada, con implicaciones para la salud pública más allá del ámbito nacional del estado afectado y que puede requerir una acción internacional inmediata.
Entre 2009 y 2020 ha habido declaraciones de ESPII:
la pandemia de gripe H1N1, en 2009;
poliomielitis en 2014;
hoja de fibra hemorrágica del virus del Ébola en África occidental en 2014;
la epidemia de fiebre viral del virus Zika en 2015-2016;
la epidemia de fiebre hemorrágica del Ébola en Kivu en 2018-2019;
la pandemia de covid-19, por el virus SARS-CoV-2, en 2020;
el brote de mpox (antes denominado como viruela del mono), en julio de 2022.
Brotes de gripe aviar y bacterias multirresistentes
Más recientemente, están produciendo brotes de gripe aviar. Entre octubre de 2021 y septiembre de 2022, Europa sufrió una epidemia de gripe aviar altamente patógena que afectó a 37 países europeos, con más de 2.500 aves en aves de corral, más de 200 aves en aves cautelosas y 4.000 casos en aves silvestres cautivas.
Es probable que estas infecciones en animales persistan en los próximos meses. El resultado para la población general es bajo, no así para las personas con exposición laboral: entre 2004 y la actualidad se notificaron 876 casos de gripe A(H5N1) con 458 fallas en 23 países, hasta el momento ningún caso de transmisión interhumana.
Los microorganismos multirresistentes y los antibióticos también son motivo de preocupación por las molestias que provocan, al igual que otras enfermedades como la tuberculosis o las infecciones de transmisión sexual, que en ocasiones pueden provocar patógenos multirresistentes de todo el mundo.
Repasamos nuestra relación con el ecosistema
Sabemos, por la evolución histórica, que las amenazas están siempre presentes por la dinámica de evolución de los microorganismos y su interacción con humanos y animales, en un ecosistema cada vez más afectado por la acción humana. La modificación de los equilibrios por acumulación de circunstancias de riesgo puede producirse con relativa rapidez y tener consecuencias devastadoras.
En las últimas décadas se han incrementado las enfermedades transmisibles con potencial pandémico, y más que el ácaro de estas enfermedades, provocan microorganismos que pueden ser transmitidos de animales a humanos. Todo esto en un contexto de globalización con un movimiento que facilita la transmisión de patógenos a escala mundial. Puede ser necesario replantear nuestra forma de organización y relación con el ecosistema para minimizar la probabilidad de que se produzcan eventos con potencial pandémico.
Ante los avances que se han implementado tanto en los sistemas de información como en la vigilancia epidemiológica, así como en el desarrollo de vacunas, se hacen necesarias medidas de prevención primaria que eviten la aparición de nuevos patógenos.
El caso de España: estrategia de vigilancia y medidas preventivas
En España ha avanzado bastante con la publicación de la Estrategia de Vigilancia en Salud Pública del Sistema Nacional de Salud y los desarrollos oficiales en las comunidades autónomas. La pandemia del covid-19 ha servido para incorporar avances tecnológicos en los laboratorios, brindando mayor precisión y rapidez en los diagnósticos, así como la investigación genómica completa de microorganismos y su desarrollo en un tiempo récord de vacunas de alta eficacia y efectividad.
Paralelamente, los sistemas de vigilancia han incrementado su integración con los sistemas de información clínica y microbiológica. Y si ha avanzado en el uso de medicamentos preventivos no farmacológicos que, al no contar con todas las vacunas o tratamientos, son fundamentales para frenar la transmisión. Sin embargo, en este largo camino para implementar las acciones y contar con un sistema de salud pública capaz de hacer frente a nuevas situaciones de crisis.
El Estado debe prever la disponibilidad de los recursos necesarios para el control de futuras epidemias, procurando no depender de terceros países, y apoyando industrias que puedan modificar sus ritmos de producción, en función de las necesidades sanitarias.
Las desigualdades sociales
La pandemia del covid-19 no ha afectado por igual a los distintos grupos sociales. Las personas en situación más desfavorable han sufrido las mayores consecuencias en términos sanitarios, sociales y económicos de la pandemia.
Las desigualdades sociales suponen un riesgo para la salud, también tratándose de las enfermedades transmisibles. Por lo tanto, más que nunca, ya no es necesario un esfuerzo por parte de los países para hacer frente a la reducción de la deseabilidad y la mitigación de las inequidades en salud que pueden ocurrir en futuras pandemias.
La comunicación
También es necesario realizar importantes esfuerzos de preparación en materia de información y comunicación con la ciudadanía. Con el término infodemia era necesario advertir que los datos no siempre generan información y que incluso un exceso de datos puede generar daños a la población y la salud pública.
Por ello, la OMS ha desarrollado un proyecto que facilita el reconocimiento de información falsa a partir de la pandemia. Si se requiere vigilancia, mediante la selección y uso de los datos oportunos, sistémicos y necesarios, los datos se convierten en información útil para el control de los problemas de salud.
Asimismo, la OMS ha puesto en marcha una iniciativa para orientar la respuesta integrada para la preparación y resiliencia ante amenazas emergentes ante cualquier patógeno respiratorio como el virus de la gripe o el coronavirus, denominada PRET (Iniciativa de Preparación y Resiliencia para las Emergentes Amenazas).
También promueve una red mundial para probar las posibilidades que ofrece la información genómica (Red Internacional de Vigilancia de Patógenos, IPSN), una plataforma para conectar países y regiones, mejorar los sistemas de recolección y análisis de exhibiciones, utilizar los datos resultantes para impulsar el volumen de decisiones en materia de salud pública y ampliar el alcance de esta información.
Es un buen momento para reflexionar, pensar y debatir sobre lo necesario para afrontar los retos y es también, por tanto, el momento de actuar para su prevención. No es solo una llamada de atención.
Artículo realizado con el asesoramiento de la Sociedad Española de Epidemiología.
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