¿Por qué nos gusta pasar miedo?

28/10/2022

¿Por qué nos gusta pasar miedo?

Resulta paradójico que en algunas circunstancias nos guste pasar miedo. Una película de terror que nos plantea los pelos de punta si vuelve divertida cuando la escena termina bien o cuando nos damos cuenta de que estamos viendo una mera fantasía. Entonces el miedo se alivia y da paso a la alegría, es decir, a disfrutar de algo que eninciple nos ha atemorizado.

The paradoja está en que, por definición, el miedo es un proceso emocional que nos avisa de una amenaza, de algo que pos en riesgo nuestra integridad física o psíquica. Por lo tanto, la experiencia debería ser de todo menos regocijante.

Se enciende el sistema de alarma

Para entender estos fenóenos, debemos empezar a concibiendo las emociones como un sistema de alarma que nos avisa que algo importante está ocurriendo. Algo relevante por ser bueno para nosotros o por amenazarnos de alguna forma.

Hay, tanto, dos tipos de emociones. En primer lugar, tenemos las de tono hedónico positivo, que son las que nos resultan agradables, las que queremos que se repitan y nos llevan a aproximarnos a eso que nos las producen. Nos gusta estar con las personas que nos quieren y hacemos todo tipo de acercamientos para permanecer junto a ellas el mayor tiempo posible.

En segundo lugar, están las emociones de tono hedónico negativo, que son las desagradables. No queremos que se repitan y nos lleven a alejarnos lo más posible de ellas. No nos gusta estar al lado de una persona violenta que nos mira mal y nos revuelve el cuerpo.

Como buen sistema de alarma, las emociones deben estar activas el menor tiempo posible: si duran más de lo estrictamente necesario si se determina en un problema en sí mismo. Mantenga aquellos para avisarnos de la situación y apagarse lo más rápido posible.

contrapeso de emociones

Para lograr esto, las emociones positivas y negativas se regularán entre sí. Es decir, después de la alegría de encontrarme con un amigo que hacía mucho tiempo que no veíamos, al separarnos nos queda la tristeza de no saber cuánto tardaremos en encontrarnos de nuevo. La emoción positiva se sustituye por la negativa, que desactiva la anterior y nos permite regresar a una situación emocionalmente neutra con rapidez.

A mi modo, el miedo que nos puede producir la presencia de un gran perro, con ojos inyectados de sangre y que parece mirarnos con pérfidas intenciones se disipa cuando aparece el dueño y la correa. Y sí no ha sido suficiente esto, desaparecerá cuando se aleje de nosotros lo suficiente para perderlo de vista. Si vuelve a la vida, produce una emoción positiva que desactiva el propio temor cuando este ya no es necesario.

Esta paradoja que convierte las emociones de tono hedónico positivo en negativo y por el contrario si técnicamente nombra proceso oponente. Es el principal responsable de la regulación de las emociones que conocemos como primarias, es decir, aquellas producidas por algo externo a nosotros, como ver a un amigo o la aparición de un perro mal encarado.

Sin embargo, este fenóminno no aparece con las emociones secundarias, es decir, aquellas que son producidas por una representación mental, como recordar dicho encuentro o rememorar el episodio del can amenazante. La persistencia de la situación en nuestra mente hace que las emociones secundarias duren mucho más tiempo que las primarias y que el proceso de regulación sea muy diferente.

La psicología de las montañas rusas

El proceso oponente es el responsable de que cuando, por ejemplo, nos montamos en una montaña rusa, el miedo que nos produce nos resulte divertido, especialmente la experiencia es lo suficientemente corta para que no nos sensibilicemos a dicho miedo.

Para que sea divertido, una montaña rusa debe asustar mucho durante un período muy corto. Pero las siguientes veces que nos montemos, el susto cases ya ni aparecerá, la anticipación de que hemos aprendido de que soldaremos ilesos de la situación hace que prácticamente no sintamos el miedo. Y al mismo tiempo, también irá desapareciendo la diversidad del proceso oponente cuando plazo.

La relación es directa: a más miedo, más diversón. Por eso, las nuevas montañas rusas tienen que ir siendo cada vez más grandes y más bestiales, para disfrutar del efecto del proceso oponente. Y por eso disfrutamos de una historia de terror, de una película de miedo, de un deporte de riesgo or de los tétricos disfraces y celebraciones de Halloween. La intensidad de la misma divertido (proceso oponente) cuyo resultado proviene de la intensidad que proporciona y el proceso primario (el miedo).

Los restos del miedo se suman al alivio

Hay una transferencia de la intensidad o excitación emocional de la emoción primaria, el miedo, a la secundaria, el alivio, la alegría o la variación. la llamada transferencia de la excitacion fórmula que si una persona se ha activado en un contexto emocional primario y un poco de tiempo si encuentra en el contexto oponente, esto provocará una segunda emoción, que tenderá a la intensidad de la primera más la de espa segunda activación. Algo asi como si los restos de la actividad que produjo la primera emoción si suman a la que produce la segunda.

Sin duda, una de las cosas que nos puede producir más miedo, or miedo con máxima intensidad, es la muerte y todo lo relacionado con ella. Por eso no es de extrañar que a su alrededor hayan surgido muchas actividades divertidas, desde Halloween a las películas y series de terror. Y da la transferencia de las intensidades emocionales, resulta que librería de la muerte es una de las actividades no solo más divertidas que puede haber, sino que además es adaptativa, ya que nos prepara para enfrentarnos y luchar con nuestros miedos.

Data 24 Noticias

Diario online de noticias internacionales.https://data24noticias.com

Noticias relacionadas:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Subir