La pandemia de covid-19 sin duda ha variado con respecto a los jóvenes en relación con una enfermedad infecciosa causada por el virus SARS-CoV-2.
En primer lugar, hoy sabemos que los adultos mayores de 60 años tienen un mayor riesgo de morir y sufrir covid grave que los adultos jóvenes.
Segundo, solo aquellos jóvenes con varias morbilidades de riesgo han sufrido también hospitalizaciones y enfermedad covid grave durante la pandemia.
Y tercero, los datos de los ensayos clínicos avalan una dosis de refuerzo en el grupo de menores de 35 años al disminuir su posibilidad de infectarse y de enfermedad severa en porcentajes superiores a los de los mayores de 35 años.
Vacunarse reduce la coinfección con gripe y la covid prolongada
Los datos científicos indican que existen varias razones para fomentar una dosis de recuerdo en los jóvenes:
1. Incremento de incidencias covid y convergencia con otras infecciones estacionales.
En pleno otoño y con un incremento relevante en la incidencia de la covid-19, existe la posibilidad de convergencia con otras enfermedades infecciosas estacionales como son la gripe y virus sincitial, por lo que un refuerzo en los jóvenes ayudaría a disminuir la posibilidad de coinfección . Además, hay que tener en cuenta que entre los jóvenes también hay grupos de los que se recomienda esta dosis de refuerzo, como mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.
2. Disminución en la inmunidad a las vacunas covid.
La inmunidad a las vacunas frente a covid-19 decae en todos los grupos de edad, incluidos los jóvenes. Una inmunidad reducida daría oplentadades al virus para aumentar en la transmisión, lo que se podría traducir en un aumento de la incidencia de enfermedad grave, hospitalización y muerte.
3. Reducir el impacto de la covid prolongada.
Muchos adultos de todas las edades siguen informando de síntomas meses después de la infección, lo que se llama covid prolongada, con secuelas debilitantes que pueden causar bajas laborales. Incluido si ha sugerido un aumento de ictus en los casos de hombres adultos de 45 años y con el desarrollo de síntomas similares a enfermedades reumáticas autoinmunes con presencia de autoanticuerpos. La vacunación puede reducir este impacto de la covid prolongada y del desarrollo de estos síndromes autoinmunes.
4. Las vacunas covid-19 son seguras, y las nuevas más interesantes.
La seguridad de las vacunas frente a covid y su eficiencia es clara al haber logrado evitar la mortalidad y la covid grave. Además, han detenido con gran éxito la transmisión del virus y controlado las variantes más transmisoras, como ómicron. Las nuevas vacunas covid de ARN para refuerzo de este año 2022 tienen la particularidad de ser bivalentes frente a la cepa original y las variantes de mayor transmisión; por lo que este refuerzo inducirá una inmunización más amplia. Además, la primera vacuna proteica de Novavax (NuvaxovidR), recién aprobada por la EMA, está muy recomendada para la vacunación de los más jóvenes.
5. Infección y vacunación no genera la misma inmunidad.
Una de las falsas creencias en cuanto a inmunidad y protección es que infectarse con el virus es lo mismo que vacunarse. Quizás no hemos hecho suficiente evidencia desde el mundo académico en que muchos virus tienen estrategias para enmascarar o disminuir la respuesta inmune (evasión inmunológica) y, tanto, la infección genera una inmunidad incompleta. Por el contrario, las vacunas inducen una completa inmunidad y amplificada.
Menos de la mitad de los jovenes tienen dosis de refuerzo
A pesar de estos buenos datos clínicos y las razones para que los jóvenes si colocan una dosis de refuerzo, el mensaje no calado del todo. Por lo tanto la mayoría de los jóvenes españoles (en torno a un 84%) tiene pauta de vacunación covid completa, menos de la mitad de los adultos jóvenes entre 20 y 39 años si tienen dosis de refuerzo. Contraste con el porcentaje de adultos entre 49 y 59 años, un rango de edad con una dosis de refuerzo (76%).
Estos datos sugieren que los adultos jóvenes en España son reacios a ponerse la dosis de refuerzo, datos similares a encuestas en la población joven universitaria de EE UU y algunos países centroeuropeos.
¿Cuál es la razón de esta desconfianza en las vacunas covid-19?
Disclosure sobre vacunas en pandemia
En 2019 muchos adultos y jóvenes desconocían sus características eran las diferencias entre virus y bacterias, endurecimiento y eficacia, ADN y ARN. También ignoraban qué era una PCR y para qué servía, como si preparara una vacuna y qué fases se seguían para aprobarla.
Un año después, la pandemia del covid-19 cambió las tornas. Y esos conceptos llegaron incluidos en los programas más vistos en televisión. Paralelamente, empezamos a ponerle cara a los científicos y científicas más relevantes en Biología Molecular, Enfermedades Infecciosas e Inmunología, antes absolutos desconocidos.
En cierto modo, asistimos a una alfabetización científica general que influye positivamente en la vacancia plena en España. Pero insuficiente para convencer al grupo de los jóvenes de 25 a 35 años de la importancia de la dosis de refuerzo. Y no hablamos de continuas dosis de refuerzo que podrían no estar indicadas, como firma la Federación Europea de Sociedades de Inmunología en el último Informe del grupo de Vacunas, hasta una única dosis de refuerzo.
Pequeña investigación con un cuestionario dirigido
Para investigar en el punto de la parte, desde la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) hemos difundido durante 3 semanas un pequeño cuestionario voluntario y anónimo sobre "alfabetización en vacunas".
Participaron voluntariamente 52 jóvenes universitarios con edades entre 25 y 45 años, y otras 20 personas adultas de distintivo entorno y formaciones académicas menores de 59 recutadas a través de Facebook. Las 10 preguntas planteadas recogían información sobre su estado de vacunación infantil, de adultos y de gripe, si habían pasado covid-19 y cuándo, si habían pasado la gripe, su confianza en las vacunas, el tipo de vacunas que conocían y cómo se informaban sobre vacunas. La pretensión no se debió a una encuesta científica hasta que se debe informar que es necesario señalar partida y reflexión.
Los resultados de este pequeño cuestionario indican que los casos de todos los participantes, un 96%, tenían una vacunación covid completa. Sólo el 4% o no si habían vacunado o tenían una vacunación incompleta. También constatamos que un alto porcentaje de los participantes (69%) tuvo una dosis de refuerzo, lo cual fue lógico ya que hubo en el cuestionario un grupo notable de profesionales de la salud.
En cuanto a su historial de vacunación, todos habían recibido todas las vacunas infantiles y en un porcentaje alto (62%) estaban vacunados de adultos frente al papiloma, varicela, hepatitis A o B, el neumococo, el meningococo o el tétanos. Además, la mitad también se han vacunado de la gripe, como se recomienda a sanitarios independimente de su edad.
Los encuestados tenían un buen conocimiento sobre todos los tipos de vacunas, y un 80% declaró tener confianza en todas las vacunas. El 20% restante, sin embargo, desconfiaba de las vacunas covid-19. Explica que un tercero de los jóvenes participantes no se haya puesto la vacuna de refuerzo.
Fue una grata sorpresa comprobar que, en su mayoría (80%), recababan la información sobre vacunas en los medios nacionales oficiales como el Ministerio de Sanidad o el Instituto de Salud Carlos III o internacionales oficiales como los Centros de control de enfermedades, de prevención, organismos reguladores como la EMA o la FDA.
El punto de partida de los jóvenes adultos en nuestro cuestionario parece bueno: conocen todos los tipos de vacunas, tienen una alta confianza general en las vacunas, se informan en sitios fiables sobre vacunación, no son reticentes a vacunarse... Sin embargo, su confianza en las vacunas covid-19 sigue siendo más baja que en el resto.
Información científica de calidad para los jóvenes
Para convencer de datos científicos a nuestros jóvenes bien informados hay que dar una buena formación científica y de calidad. La divulgación general probablemente no sea suficiente: hace falta una información científica más amplia y programada sobre Prevención y Vacunas. En otras palabras, puede que a los jóvenes adultos les haya faltado una información especializada y científica sobre vacunas de adultos, incluidas las vacunas frente al SARS-CoV2. De haberla tenido es probable que su confianza en las vacunas de refuerzo fuera más firma.
Dear to the future, convendría reforzar la divulgación en dos aspectos: vacunas de adultos y enfermedades infecciosas.
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