Araceli Hidalgo si vacunaba frente a la covid-19 el 27 de diciembre de 2020. Media España vio en directo aquel pinchazo. Todas las vacunas que se han puesto desde entonces se han administrado por vía intramuscular. Han pasado 20 meses desde entonces y la situación nacional e internacional de la pandemia es muy diferente.
En diciembre de 2020, el porcentaje de población inmunizada fue nulo de casos. El planeta se enfrentó a una nueva infección sin apenas inmunidad. Excepto un poco que, probablemente, tengan algo de inmunidad cruzada protectora por haber pasado catarros por coronavirus.
Hoy tenemos un panorama radicalmente distinto. Por una parte, pero un 90% de los mayores de 12 años si han vacunado de manera completa en España. Y de otra parte, las diferentes olas de contagios sufridas (sobre todo las dos últimas oleadas, con predominio de las variantes y subvariantes de ómicron) probablemente a más de dos tercios de población con inmunidad natural.
Otras prioridades
En este contexto, ya no hay las mismas prisas por el desarrollo de nuevas vacunas. Hay muchas candidatas en diferentes etapas de investigaciones, y los fabricantes de las que están en uso han focalizado sus esfuerzos en desarrollar versiones dirigidas frente a las nuevas variantes. Así han nacido las vacunas bivalentes, que estarán disponibles en las próximas semanas.
En el primer año de la pandemia, la evolución del virus fue lenta, sin consecuencias funcionales. Pero desde 2021 si han sucedido variantes importantes de interés (alfa, beta, delta…), con una transmisibilidad y una evasión inmune crecientes. Esto culminó con los linajes ómicron. Estamos asistiendo a un sensible descenso en la eficacia de las vacunas (y refuerzos) para bloquear las infecciones y la transmisión.
Por otra parte, algunos de los esfuerzos actuales pasan por investigar una nueva vía de administración de las vacunas: la intranasal. ¿Es esto tan decisivo? ¿Son muy diferentes las consecuencias de introducir una vacuna por la nariz o mediante un pinchazo?
Esta chimenea es la experiencia de empresas y grupos de investigación que trabajan de una forma nueva. En lugar de inyecciones, se usarían aerosoles o gotas que se pondrían en la nariz o en la boca. Recientemente, una versión inhalada de la vacuna de la compañía CanSino Biologics frente a la covid-19 si descubrió como dosis de refuerzo en China.
China e India, pioneras en vacunas intranasales
Sigue la reseña Naturaleza y la compañía británica Airfinity, hay unas 100 vacunas orales or nasales en desarrollo en el mundo. En teoría, activa el sistema inmunitario por la misma vía de entrada que hace el virus (mucosas de las cavidades nasal y bucal). Esta activación permite detener rápidamente el patógeno en su camino, antes de que se propague.
Incluido, en el mejor y los casos, se podría prevenir la transmisión entre personas, lo que se ha venido llamando inmunidad esterilizante. No sería la primera vez que se administran vacunas por esta vía: ya funciona así una de las que se utilizan contra la poliomielitis, y también si han probado frente a la gripe o el cólera.
De esos 100 proyectos, hay al menos 20 prototipos testándose ya en humanos. No disponemos de muchos datos publicados, pero todo hace pensar que –al menos en modelos animales– sí inducen inmunidad esterilizante. Y no sólo para la covid-19: hay resultados también prometedores para inmunizar frente al VIH en macacos.
La vacuna inhalada de CanSino Biologics es exactamente la misma que se envía por vía intramuscular. Cuando se incluye en un nebulizador, el líquido puede inhalarse en forma de aerosoles. Mientras, en la India si tiene una vacuna de inoculación primaria (no de refuerzo), desarrollada por Bharat Biotech. En ambos casos son vacunas de adenovirus, y han pasado y superado los ensayos clínicos en fase III, aún no se han publicado.
Los datos de la fase II de CanSino revelan que el refuerzo inhalado potencia los niveles de obtenidos en sangre más significativamente que el refuerzo intramuscular. De la vacuna india solo sabemos que, según la farmacéutica, los resultados fueron “exitosos”. Aún queda mucho por conocer de estos primeros productos intranasales, pero el reto de detener la transmisión (efecto esterilizante) parece todavía un listón muy alto.
De lo contrario en uso: Irán presentará una vacuna en aerosoles fabricada por Razi Vaccine ya en octubre de 2021; si han repartido unas 5 000 dosis al público, pero no sabemos el resultado. Del mismo modo, el Gobierno ruso afirma haber desarrollado una versión intranasal de Sputnik V, pero solo tiene más datos disponibles.
La vía de administración importa
Cuando las vacunas se administran por vía intramuscular si produce una fuerte reacción inmunitaria con la llegada a la sangre de células T (las que coordinan la respuesta), células B (las que fabrican probadas) y probadas. Estos últimos son sobre todo del tipo IgG, que tienen muy buena capacidad neutralizante.
Justamente, la capacidad de neutralizar el virus es una de las funciones más buscadas, y, aunque con las vacunas intramusculares se consiguen buenos niveles en sangre, apenas llegan esos ensayos a las mucosas.
Son muy deseables los estudios del subtipo IgA, los mejores preparados para bloquear el virus en la vía de entrada (respiratory). A la postre, por tanto, las células de memoria (T y B) y la presencia de IgA en las mucosas de entrada serán garantías de la deseada inmunidad esterilizante. Esto no si se consigue con suficiente intensidad en la vacunación intramuscular.
Autor proporcionado
Por lo tanto, la administración por la nariz induce una menor respuesta en sangre, esto es poderoso en las vías de entrada. La mucosa se recupera de IgA neutralizante y se puebla de células de memoria. Pero, además, en las vías respiratorias bajas se aprecia la llegada de IgG en buena cantidad.
Recientemente, en uno de los ensayos con la vacuna intranasal de CanSino, si vio que el refuerzo intranasal tras una inmunización primaria intramuscular es mejor que un refuerzo por pinchazo, ya que potencia más los niveles de pruebas en sangre (no mostrado en la Figura ). Así que la combinación de rutas de administración puede ser una pauta para tener en cuenta como futuro protocolo.
Las vacunas intranasales tienen otras ventajas clínicas y logísticas. Es más sencillo almacenarlas y transportarlas, y no precisan de agujas de inyección. Su acción es muy rápida, y al estar las mucosas muy vascularizadas, inducen respuestas inmunitarias robustas tanto en la mucosa como en la sangre.
Las vacunas introducidas por la nariz prometen, por tanto, mayor eficacia en la situación actual que las intramusculares. Incluyendo pero que las nuevas bivariantes, que se irán quedando obsoletas si el virus sigue mutando y originando nuevas variantes.
Quizás la última vacuna intranasal sea necesaria sea española
Entre estas nuevas vacunas, si ha colocado una española, la de la empresa Hipra, que contiene proteínas recombinantes de las variantes alfa y beta. Su autorización se está retrasando más de lo previsto, y se propone como dosis de refuerzo (no de inmunización primaria).
Pero muchas de las ilusiones del desarrollo español están puestas en la vacuna del grupo de Luis Enjuanes, Isabel Solá y Sonia Zúñiga, que sostiene un diseño muy exigente. Además de ser de administración intranasal, existen otras características que la hacen todavía más interesante.
Por un lado, competirá por el ARN completo del virus SARS-CoV-2, en vez de solo el gen de la proteína S (pico). Este carácter, sin duda, la hará más confiable frente a eventuales nuevas variantes. Algunas partes pueden hacer que se pierda eficiencia en neutralizar la proteína S, pero es muy improbable que el virus mute simultáneamente en todos sus genes. Así que se mantiene la eficacia frente a otras partes de su estructura.
Pero, además, el ARN de esta vacuna es de los denominados autoamplificables (conocido científicamente como replicones). Esto significa que el material genético del interior de nuestras células se podrá autocopiar entre 1 000 y 5 000 veces. Esto mantiene dos consecuencias directas importantes: solo será necesario administrar una dosis, y se utilizarán cantidades de ARN ínfimas comparadas con las que se usan en la actualidad. El proceso de fabricación será más eficaz.
Las pruebas en los primeros animales de laboratorio han tenido un resultado muy prometedor. Ahora está a punto de ser testada en macacos y, si todo sale bien, el siguiente paso será el ensayo clínico en personas. No habrá sido la vacuna más rápida, pero todos tenemos la esperanza de que sea la última necesaria.
Noticias relacionadas: