El documento sobre formación microbiana, diagnóstico, pronóstico y tratamiento del cáncer se ha debatido durante décadas. Por lo tanto, este vínculo se estableció el tiempo suficiente, en 1868, cuando el médico alemán William Busch observó regresiones tumorales espontáneas en pacientes infectados con bacterias. Streptococcus pyogenes.
Poco después, el cirujano y oncólogo estadounidense William Coley probó una aspiradora diseñada con especies de Estreptococo y Serratia en pacientes con cáncer terminal, demostrándose una supervivencia libre de enfermedad de más de 10 años en aproximadamente el 30% de ellos. Representa la primera demostración de lo que se dio en nombre de la inmunoterapia.
A partir de aquí, los avances en la investigación de microorganismos y cáncer han avanzado extratosféricamente, y nuestra comprensión de la inmunología ha impulsado nuevos enfoques diagnósticos y terapéuticos.
Directores responsables…
La microbiota o conjunto de microbios asociados a un tumor es un componente intrínseco del ecosistema de células, moléculas y vasos sanguíneos que lo roen (llamado microambiente). La diversidad genética puede brindar una oportunidad para mejorar el diagnóstico y el pronóstico de la enfermedad.
No obstante, de las más de mil especies microbianas distintas, solo 11 están etiquetadas como carcinógenos humanos u oncomicrobios por la Asociación Internacional de Registros de Cáncer. Estos oncomicrobios causan aproximadamente 2,2 millones de casos anuales, alrededor del 13% de todos los registrados en el mundo. Este es el caso de Streptococcus bovis o el morganella morganii, asociado al cáncer de colon; allá clamidia neumonía, con el de pulmon; o el Helicobacter pyloriresponsable del cáncer gástrico.
…y cómplices necesarios
Otra categoría adicional, la de los microorganismos cómplicesla transformación de células normales en células cancerosas es posible, pero no son directamente responsables de este proceso.
Dentro del tumor, los microorganismos lo distribuyen barrios denominados micronichos, los cuales están menos vascularizados y debilitan la reacción inmune. Estas comunidades microbianas varían según el tipo de cáncer, y bacterias específicas pueden contribuir al inicio y desarrollo del dolor y comprometer la respuesta al tratamiento.
Un estudio reciente publicó el primer atlas de hongos, bacterias y células inmunes en tumores tras caracterizar 17 401 pacientes de sangre, sangre y plasma con 35 tipos de cáncer. Este trabajo amplió el panorama del microbioma enfermedade, aunque no se pudo establecer una relación causa-efecto. Lo que sí hace es mejorar la capacidad de diagnosticar y ofrecer una predicción en tumores -incluso en estadios tempranos y previo tratamiento- a partir del análisis de tejido y bacterias plasmáticas.
Los investigadores también encontraron diferencias en las alteraciones genómicas del ADN tumoral que circulaba fuera de las células entre muestras de individuos sanos y pacientes con múltiples tipos de cáncer en la sangre. Esta potencial herramienta de diagnóstico del cáncer merece una mayor exploración.
¿Cómo puedes ayudar a las bacterias intestinales?
Los seres humanos pueden ser considerados como un metaorganismo: el 57% de nuestras células y hasta el 99% de nuestros genes son microbianos. En su gran mayoría procede de bacterias intestinales, que juegan un papel fundamental en el desarrollo de un cáncer, pero también pueden ralentizarlo. Veamos cómo.
El cáncer puede surgir cuando se rompen las barreras de la mucosa intestinal. Entonces, el desvío de las bacterias o sus metabolitos (productos del metabolismo celular) generan inflamación y reducen la reacción de nuestras defensas en los microambientes tumorales.
Muchas de las vías que median esta interacción involucran no solo a las citoquinas, proteínas que generan inflamación, sino también a los citados metabolitos. Estos pueden causar mutaciones tumorales y modular la acción de los inhibidores del control inmunológico.
Así, se ha demostrado que la radioterapia es más eficaz cuando un antibiótico llamado vancomicina elimina determinados metabolitos de la bacteria Clostridiales. Por el contrario, los expertos han observado que otro tipo de metabolitos -triptófano y propionato- derivados de la microbiota intestinal proporcionan una radioprotección de amplio espectro.
Además, un microbioma intestinal intacto, en comparación con uno alterado por antibióticos, es necesario para prevenir la progresión de la leucemia en ratas genéticamente predispuestas.
Ver estos efectos de la microbiota ha revitalizado los esfuerzos para cambiar su composición como una forma de inmunoterapia. No obstante, sopesas la amplia evidencia científica, pero no se ha comercializado ningún tratamiento.
Oportunidades terapéuticas
La microbiota intestinal está íntimamente involucrada en la biotransformación de los fármacos, sin consecuencias deseadas en el control del cáncer. Los antibióticos parecen cancelar la respuesta de la inmunoterapia al inhibir el microbioma intestinal. Esta interacción entre microorganismos y fármacos requiere más estudios.
En vista del artículo que resta importancia a las bacterias en la evolución del cáncer, existe la necesidad de promover cambios dietéticos en los tratamientos, así como la administración de prebióticos (moléculas que promueven el crecimiento de microbios beneficiosos), probióticos, posbióticos (moléculas derivadas de microbios) y antibióticos. Incluso si pudieran inyectar bacterias modificadas dentro del tumor.
Otras herramientas a nuestro alcance son la transferencia de microbiota fecal o el uso de probióticos comerciales.
En este último caso, ha habido pocas formulaciones en el mercado para determinar su impacto; Algunos de ellos incluso favorecen la formación de tumores o provocan bacteriemia (invasión de bacterias en el torrente sanguíneo) en enfermedades críticas. Por tanto, la administración indiscriminada de probióticos a los pacientes es desaconsejable.
En definitiva, entender cómo podemos modular la microbiota es crucial para orientar las aplicaciones clínicas y aumentar el arsenal terapéutico contra el cáncer.
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