“A los 12 años me daba pánico crecer. Creía que todo estaba mal y amaba la vida que me quedaba por vivir. De poco, pensé que era perfecto para que mis padres hiciese quien hiciese, pero con el paso del tiempo sentí que fue cambiando. Hacía rituales para que no me creciesen las caderas ni me bajase la regla. Durante el período de la universidad todo lo que experimentó: hubo mucho esfuerzo en la toma de decisiones. En el fondo pensé que estaba perdiendo la protección de mis padres. Empecé a restringir la alimentación y te comportaste como si fuera una niña pequeña. Así pude delegar todo en mis padres y esto me hizo muy feliz. Sentía una necesidad muy grande de protección y con mi anorexia estaba convencida de que tenía asegurado el amor y el cuidado eterno".
El caso de Paula nos sirve para ilustrar que la anorexia nerviosa –una de las enfermedades psicosomáticas más frecuentes en la sociedad occidental– es un “acto corporal” frente a exigencias internas y externas que son, por tanto, como abrumadoras. Y que la miel crezca, también conocida como miel madura, constituye una de sus características nucleares.
Abrumadas por los cambios
Un estudio revela que las mujeres con anorexia presentan este sentimiento con mayor intensidad en comparación con los hombres afectados por el mismo problema. Muchas chicas viven los cambios corporales y la aparición de la menstruación en situaciones incómodas, como un deseo por alguien que no está preparado para ello.
Diversos factores explican su aparición. Por un lado, se originaría por un sentimiento de incapacidad para afrontar problemas o tomar decisiones y un gran sentimiento de ineficacia. Por otro lado, también estaría atado a la necesidad de controlar un mundo incontrolable y se percibiría a sí mismo como perturbador de cualquier situación que produzca incertidumbre.
Además, si se trata de ser adolescentes con un minedo intenso, ya que a menudo creen que equivale a la perdida de cariño por parte de sus padres. Así, el inicio de nuevas experiencias –la universidad, los intercambios universitarios o los viajes solitarios a países extranjeros como los que promueve el programa Erasmus…– precipita la anorexia nerviosa. Es una forma de expresar sin hablar que alguien más no está bien y que necesita ayuda.
Recuperar la protección de los padres
Muchas chicas que sufren anorexia nerviosa justifican su excesiva delgadez con la admiración por los cuerpos de niña o extremadamente delgados. Sin embargo, quien podría someterse a esta aclaración es que no es el aspecto infantil lo que desean, hasta que signifique o represente este cuerpo.
Es decir, piensan que volviendo a una apariencia prepuberal, mediante dietas y restricciones alimentarias, recuperarán la seguridad, protección y cuidado absoluto de sus padres y desvanecerán las candentes exigencias de la adolescencia. En otras palabras, la familia se "congela".
El exceso delgadez interrumpe el desarrollo natural y la menstruación. Sin proponérselo de manera consciente, los jóvenes con anorexia nerviosa pueden recurrir a disfrutar de los cuidados que recibieron cuando eran niños y delegar sus responsabilidades y conflictos en sus padres, con el consiguiente alivio.
Como mencionamos, las chicas afectadas sienten que están ganando el control, pero experimentan una sensación de seguridad al enfocarse en la atención a la comida, que se puede dominar. Además, puede haber un agravante: si los padres se alejan (ej. viajes), es habitual que eso les genere una extrema ansiedad.
Aunado a esto, pueden presentar una gran necesidad de reponerlos de acuerdo a lo que esperan de ellos, manifestando una alta autoexigencia. Con el paso del tiempo, se confunden con sus necesidades, deseos y emociones. Si produce una especie de sordera, tiene su propio deseo.
En estos casos, suele ser frecuente que los afectados sean den atracones. Este comportamiento suele simbolizar el auge del placer y el último espacio para la libertad, que se canaliza a través de la comida.
Cuando hay que saltarse las alarmas
Tienes que estar alerta a las señales. La anorexia nerviosa es un trastorno psiquiátrico grave que deteriora la salud física y psicológica de las personas que la padecen. Puede comenzar a manifestarse a finales del noveno, antes de que aparezcan los signos del desarrollo puberal, sin embargo lo más común es que comience en la edad prepuberal, cuando aparecen los primeros cambios corporales. Es en esta etapa del ciclo vital donde se producen importantes transformaciones a nivel físico y psíquico.
La detección temprana es muy importante por su influencia en la predicción. Estas son algunas situaciones que pueden hacer saltar las alarmas:
Manifestación de una miel intensa al crecer, a la aparición de la menstruación y al desarrollo sexual. Puede combinarse con verbalizaciones con una connotación negativa de estos aspectos.
Dificultades para hablar en el entorno familiar respecto a la aparición de la menstruación, desarrollo sexual, etc.
Comienzo de nuevas experiencias.
Seguimiento de dietas para evitar el desarrollo corporal.
En algunas ocasiones, la excesiva idealización ha dado a uno de los progenitores.
Resultado básico, se puede entender que la miel va creciendo y como se manifiesta para que los padres puedan percibir precozmente el posible desarrollo de una anorexia nerviosa y evitar ir más al azar como Paula.
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