Hay razones evolutivas para la menopausia

07/10/2022

Hay razones evolutivas para la menopausia

Las mujeres viven más que los hombres y esa longevidad está promovida por la selección natural para dejar el máximo número de copias de sus genes. Sin embargo, las mujeres cesan su vida reproductiva antes que ellas debido a la menopausia. ¿Por qué esa contradicción? ¿Cómo es que la evolución ha hecho que las mujeres interrumpan su fertilidad prematuramente, cuando aún les quedan por delante muchos años de vida?

Los humanos somos especiales en esto: la menopausia es un fenómeno raro en el reino animal. Por el momento, además de en nuestra especie, solo hay constancia de su existencia en dos especies de cetáceos, la orca (Orcinus orca) y el calderón tropical (Globicephala macrorhynchus). Ni en otros grandes simios ni en ningún otro animal se ha detectado de forma concluyente.

Las orcas tambien ejercen de abuelas

En estos casos, la duración de la vida es especialmente el caso de la duración de la vida reproductiva. Sin embargo, en las especies con menopausia ambas están desacopladas, porque viven durante mucho más tiempo del que se reproducen. Por ejemplo, las hembras de orca, pueden vivir hasta 90 años, pero dejan de reproducirse en torno a los 40, lo cual es inclusive más extremo que en el caso de las mujeres.

¿Qué quiere saber en términos de seres humanos que puedan explicar los orígenes evolutivos de la menopausia? Para empezar, ambas especies son longevas y sociales. En la evolución de ambas especies, los grupos sociales se han formado por familias basadas en hembras con sus crías, siendo las hembras con frecuencia parientes entre sí. De esa manera, unas y otras pueden ayudar a los cuidados de crías ajenas en breve.

Además, las crías de ambas especies necesitan un largo período de atención por parte de las madres antes de independizarse e intentar su propia reproducción. Sí, por ejemplo, una cría necesita unos 20 años de dependencia de la madre antes de poder arreglárselas solo con éxito, tener una cría cuando te quedan menos de esos años de esperanza de vida no es muy positivo desde el punto de vista de la selección natural.

Esto llevaría a que la selección favorzca a las hembras que dejan de reproducirse y dedican ese tiempo de vida posreproductiva a seguir cuidando a las crías ya existentes, tanto propias como ajenas con las que están emparentadas, especialmente sus nietos y nietas.

Por otro lado, en estos grupos matriarcales, los intentos de reproducción propia de las hembras de edad avanzada entran en competencia with the reproducción de las hembras más jóvenes (incluidas sus propias hijas). Este conflicto intergeneracional también favorecería que las hembras mayores ayudaran a las crías ajenas en vez de producir descendencia propia. Los estudios parecen apoyar estas ideas tanto en orcas como en humanos preindustriales.

Parece, por tanto, que la selección durante nuestra evolución como especie promovió la interrupción prematura de la producción de crías propias en las mujeres y, a la vez, su dedicación a colaborar en el cuidado de otras que también llevan copias de su material genético.

El conflicto intragenómico

Una vez llegados a este punto, hay un detalle que aún sorprende. ¿Por qué la interrupción de la reproducción es tan traumática para muchas mujeres? Menopausia en sí misma no significa vejez. Sin embargo, los trastornos hormonales que la acompañan pueden tener efectos negativos en la fisiología femenina. Por qué no desaparece la regla tal y como llega en la pubertad, sin causar tantos trastornos?

Los investigadores que trabajan en este tema han adelantado una hipótesis muy intrigante: el conflicto intragenómico. ¿En qué consiste?

Sabemos que todos nosotros tenemos dos versiones de la mayoría de nuestros genes, una heredada de nuestro padre y otra de nuestra madre. La probabilidad para cada de estas versiones de mantener una copia igual en las crías que nacen en el seno del grupo social, incluidos sus nietos, varía. Por ejemplo, en un grupo matriarcal en el que los machos se pueden incorporar procedentes de otros grupos, los genes de las madres guardan parentesco con muchos otros miembros del grupo, mientras que los machos pueden que solo con sus propios descendientes.

Dado que la menopausia lo que promueve es dejar de producir descendientes para cuidar crías de otros, este cambio no puede ser igual de interesante para los genes provenientes del padre y de la madre. Recordemos que los genes son favorecidos o penalizados por la selección natural dependiendo de la influencia que sobre el organismo se produzcan más o menos copias de sí mismos para las siguientes generaciones. En el caso de la menopausia, no se logra a través de la reproducción propia hasta ayudar a que crezcan con éxito otras crías que lleven copias de esos mismos genes.

Cada gen tiene efectos, en principio, independientes, pero normalmente entrelazados con los efectos de una intrincada maraña de genes compañeros. Dentro de un organismo místico, los efectos de diferentes genes pueden ser opuestos.

Pues bien, los expertos sospechan que los genes con mayor probabilidad de copiarse dentro del grupo social podrían producir efectos fisiológicos tendentes al adelanto de la menopausia. Por el contrario, aquellos con menos parentesco en el grupo producirían efectos tendentes al retraso.

Esta especie de “discusión” o conflicto entre genes provenientes del padre y la madre provocando los trastornos fisiológicos propios de la menopausia.

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