Disfunción eréctil en jóvenes: por qué se produce y cómo se puede afrontar

26/12/2022

Disfunción eréctil en jóvenes: por qué se produce y cómo se puede afrontar

El deempeño sexual es un factor relevante para la autoestima de los varones, que forma parte de lo que se espera de estos como imagen social: mantener siempre las mandíbulas, mantener erecciones duras y con una rigidez poderosa, etc. En este contexto, experimentar con "fracasos", "fallos" o "dificultades" con la erección afecta el valor de muchas de tus acciones en futuros encuentros sexuales.

Según el DMS-5 Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, la disfunción eréctil es una “marcada dificultad para lograr una erección durante la actividad sexual, para mantener la erección hasta que finalice, o por la marcada reducción de la rigidez de la erección”. Puede aparecer en situaciones concretas o generalizarse, y si se produce con mayor frecuencia de acuerdo con el hombre que va creciendo años.

Así, entre el 13 y el 21% de los varones de 40 años y entre el 40 y el 70% de los varones de 60-70 años refieren problemas de erección frecuentes. En España, por ejemplo, se estima que afecta a entre 1,5 y 2 millones de personas. Esto se traduce en que el 40% de los hombres mayores de 40 años y el 67% mayores de 70 años tienen disfunción eréctil en algún medio.

El pánico de la primera vez

En hombres jóvenes y de mediana edad, las causas más frecuentes son de carácter psicológico. Por ejemplo, no es raro que ocurra durante la primera relación sexual, debido a las altas expectativas y expectativas respecto a la situación (rendimiento, lugares poco adecuados, etc.). En este trance no hay condiciones para lograr una buena excitación y no se puede dedicar suficiente tiempo a la relación.

Entre los factores fisiológicos hay que mencionar la diabetes, los problemas cardíacos o la disminución de los niveles hormonales. También favorecen hábitos como el sedentarismo (el ejercicio es lo mejor para la actividad sexual), el alcohol (un potente depresor, según cuántos jóvenes creen lo contrario), el tabaco (aumenta la probabilidad de sufrir una disfunción eréctil en el doble de casos) y el efecto de determinados fármacos como antidepresivos, ansiolíticos o benzodiacepinas.

Y frente a los que también comen muchos jóvenes, las sustancias ilegales (el uso continuado de marihuana, cocaína, éxtasis y similares) contribuyen tanto a la disfunción eréctil como a otros problemas sexuales.

Un amplio catalogo de desencadenantes

Profundicemos ahora en las causas psicológicas, que se pueden resumir en seis puntos:

  1. Una educación sexual inadecuada o incompleta, así como una visión rígida o restrictiva de la sexualidad.

  2. Experiencias sexuales traumáticas.

  3. Factores inmediatos como el exceso de estrés o ansiedad en la ejecución, el miedo al fracaso y la obligación de lograr resultados sexuales satisfactorios.

  4. Un altruismo desmesurado y una constante autoobservación durante el acto (lo que se denomina "rollo del observador").

  5. Problemas de la vida cotidiana: estrés laboral, económico o familiar y conflictos de pareja.

  6. Evitación de relaciones sexuales entre los primeros fracasos (llamado "medio de ejecución").

Podemos añadir la circunstancia de que se presiona el par excesivamente para mantener las relaciones sexuales, facultaría al hombre para involucrarse en condiciones de mayor extremidad. Esto genera nuevas faltas y más insatisfacción en la pareja: reproches, críticas, dudas sobre la relación o la atracción del compañero o compañera, sospechas de infidelidad, etc.

Como consecuencia, disminuyen las interacciones sexuales y, en general, fortalecen la relación. Si se entra en un círculo vicioso de elusión, que aumenta el riesgo de romper el muro o surjan, esta vez sí, de infidelidades.

Resolverlo es cosa de dos

Independientemente de cuál sea la causa, se recomienda realizar el tratamiento con la pareja. Es una forma de prevenir futuras recurrencias, de trabajar la interacción y la comunicación y de abordar los problemas sexuales que surgen durante la terapia.

En cuanto al tratamiento farmacológico, Viagra, Cialis y Levitra (marcas comerciales) han demostrado cierta seguridad. Deben ser recetados por el médico considerando los problemas de salud del individuo (lesiones cardíacas, degenerativas, oculares) y los efectos secundarios de estos productos.

Su efectividad está entre el 60 y el 85%, pero su uso sin control y de forma continuada puede generar trastornos como insuficiencia hepática, hipertensión arterial, infartos, accidentes cerebrovasculares, dolores de cabeza y problemas gastrointestinales.

Por otro lado, el tratamiento psicológico mostró una tasa de éxito del 74%, siempre que no hubo factores orgánicos promedio. Algunos hombres abandonan este tipo de terapia porque no tiene efecto rápido en sus erecciones, en comparación con las drogas, ya que se alcanza el éxito solo después de varias sesiones.

Objetivo: relajar la presión

Los tratamientos psicológicos tienen el objetivo de reducir la presión sobre la ejecución y el rendimiento, así como relajar la preocupación y ansiedad anticipatoria por la detumescencia del pene. Se trata de dar al hombre una sensación de control sobre este efecto.

Para conseguirlo si utilizan estrategias como la prohibición del coito y el aumento de las sensaciones placenteras y la comunicación a través de una focalización sensorial: miradas mutuas que excluyen los genitales al principio, para luego añadir la masturbación y fantasías propias o de la pareja.

También se pretende que el individuo obtenga y perfore deliberadamente la erección (mediante la manipulación del gripper y/o la técnica stop-arranque) para fortalecer la respuesta y seguridad al momento de experimentar con ella. Tras realizar estas técnicas con éxito se deja libremente practicar el coito y la penetración, incluidos los juegos anteriores.

Lo fundamental es conseguir placer y experimentar sensaciones, sin centrarnos en el pene ni en la penetración. No debes obsesionarte en despertar el orgasmo, hasta el placer por sí mismo. Así que estaremos ansiosos por obtener un resultado.

En todos los casos, siempre hay que abordar las causas (múltiplos) que originaron o mantuvieron el problema. Fue un resultado fundamental para obtener información adecuada sobre las relaciones sexuales y de pareja, y fomentar el diálogo, la apertura y la sinceridad entre ambos. Cuando esta ansiedad haya disminuido, la excitación, la erección y el orgasmo vendrán naturalmente.

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