Crece la diversión mundial de la resistencia a los antibióticos: ¿qué podemos hacer?

17/11/2022

Crece la diversión mundial de la resistencia a los antibióticos: ¿qué podemos hacer?

Hay una amenasa global aterradora, presente y futura, que ciega todos los rincones del planeta. Hay mucha más preocupación y peligro que la malaria o el VIH y sin embargo, pasen como una gran parte de la sociedad desapercibida. Se trata de la resistencia a los antimicrobianos (RAM), que ocurre cuando los cambios en los microorganismos hacen que los medicamentos utilizados para tratar infecciones se vuelvan menos efectivos.

Un informe reciente calcula que la resistencia bacteriana a los antimicrobianos se asoció con 5 millones de muertes en el año 2019, incluidas 1,27 millones de muertes atribuidas directamente. Estas cifras sitúan a la resistencia bacteriana a los antimicrobianos como una de las principales causas de mortalidad en todo el mundo.

Más muertos que por accidentes de tráfico

No es un problema menor que afecta sólo a los países más desfavorables, ni mucho menos. En los EE. UU. cada año reportamos más de 2,8 millones de infecciones resistentes a los antimicrobianos y, como resultado, mueren más de 35.000 personas. En Europa, 33.000 personas caen anualmente como consecuencia de infecciones hospitalarias provocadas por bacterias resistentes a los antibióticos. Según los últimos datos, en España se contabilizan 4.000 de estas muertes, cuatro veces más que las provocadas por accidentes de tráfico.

Además, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos ha estimado que el coste que supone la resistencia bacteriana a los antimicrobianos, relacionado con los sistemas sanitarios de los países de la Unión Europea, es en conjunto de 1 100 millones de euros anuales y provoca 3.000 millones de euros de pérdida de el Producto Interno Bruto (PIB).

La situación podría empeorar. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), de continuar la tendencia, para el año 2030 la resistencia a los antimicrobianos podría ascender a 24 millones de personas en extrema pobreza. Y algunas predicciones esperan que, si el escenario no mejora, en el año 2050 las infecciones bacterianas serán la principal causa de mortalidad a nivel mundial y podrán elevar una cifra de muertes en torno a los 10 millones de personas cada año, superando la cifra de tráfico. accidentes, cáncer y diabetes. Además de reducir en un 3,8 % del PIB mundial anual.

¿Por qué es este devastador? En esencia, por tanto cada una de las enfermedades más comunes son intratables debido a las resistencias, incluidas las infecciones de las vías respiratorias, las infecciones de transmisión sexual y las infecciones de las vías urinarias.

El abuso de antibióticos en producción animal es uno de los desencadenantes

Si bien el fenómeno de la resistencia a los antimicrobianos es un proceso natural observado a partir del cual se comenzaron a aplicar antibióticos de primera generación contra infecciones microbianas, el uso persistente de antibióticos, la automedicación y la exposición a infecciones en hospitales han acelerado el desarrollo de bacterias multirresistentes.

Existen evidencias sólidas que indican que la liberación de compuestos antimicrobianos en el medio ambiente, combinada con el contacto directo entre comunidades bacterianas naturales y bacterias resistentes, está favoreciendo la evolución bacteriana y la aparición de cepas más resistentes.

El uso inapropiado o excesivo de antibióticos en la producción animal es motivo de preocupación. Aproximadamente el 75% de los antibióticos no son absorbidos por los animales y son excretados por el cuerpo a través de las heces y la orina, lo que puede contaminar y dañar directamente el medio ambiente circundante.

En África, la Unión Europea y Estados Unidos estiman que entre el 50 y el 80% de todos los antibióticos se aplican a los animales, principalmente para favorecer su crecimiento y prevenir infecciones bacterianas. Las estimaciones prevén que los antibióticos utilizados en animales destinados al consumo humano aumenten un 11,5% en 2030.

ESKAPE, el sexteto de bacterias más peligroso

El problema de la resistencia a los antimicrobianos no se extiende de manera uniforme a todas las bacterias. La Sociedad de Enfermedades Infecciosas de América (IDSA) identificó seis especies como especialmente peligrosas por su virulencia y sus posibles mecanismos de resistencia a múltiples fármacos. Agrupadas bajo el acrónimo ESKAPE, se trata de Enterococcus faecium, estafilococo aureus, Klebsiella pneumoniae, Acinetobacter baumannii, Pseudomonas aeruginosa y Enterobacter sp..

Este grupo de bacterias patógenas parece tener cierta facilidad para "escapar" de la acción bactericida de algunos antibióticos. Además, la OMS ha clasificado las bacterias patógenas multirresistentes en tres grupos prioritarios: grupo 1 (prioridad crítica), grupo 2 (prioridad alta) y grupo 3 (prioridad media).

Buscando nuevos antibióticos

El fracaso del tratamiento contra las bacterias multirresistentes podría remontarse a una época en la que millones de personas morían de neumonía o salmonelosis. Sin antibióticos efectivos para la atención y prevención de infecciones, el resultado de tratamientos como la transferencia de órganos, la quimioterapia o la cirugía se verá comprometido.

Las bacterias no son el único problema. A finales de octubre de 2022, la OMS publicó un informe con patógenos fúngicos prioritarios que incluía un catálogo con los 19 hongos más peligrosos para la salud pública. Los patógenos fúngicos son una amenaza importante, ya que cada vez son más comunes y resistentes a los tratamientos. Eso sí, actualmente solo si cuenta con cuatro clases de medicamentos antifúngicos y tiene muy pocos candidatos en fase de desarrollo clínico.

El “Plan de Acción Mundial sobre la Resistencia a los Antimicrobianos” señala que la resistencia a los antimicrobianos se acelera por el uso indebido y excesivo de antibióticos, así como por la falta de prevención y el control defectuoso de las infecciones. Y establece cinco objetivos estratégicos:

  1. Mejorar el conocimiento y la comprensión de la resistencia a los antimicrobianos.

  2. Fortalecer la vigilancia y la investigación.

  3. Reducir la incidencia de infecciones.

  4. Optimizar el uso de medicamentos antimicrobianos.

  5. Lograr un retroceso sostenible en la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos.

Es evidente que el descubrimiento de nuevos antibióticos y moléculas eficaces es crucial para combatir la resistencia bacteriana. Desgraciadamente, el desarrollo de un nuevo antibiótico puede retrasarse entre 10 y 15 años, y costar más de 1.000 millones de euros.

Aún así, hay esperanzas. Recientemente, un equipo de la Universidad de Ginebra descubrió que la edoxudina, una molécula antiherpes identificada hace 60 años, debilita la superficie protectora de la bacteria. Klebsiella facilitando su eliminación por parte de las células inmunitarias.

Del mismo modo, científicos de la Universidad de Bath han desarrollado y probado la actividad contra estafilococo aureus multirresistente de tres nuevas poliaminas lineales a base de espermina y norspermina.

Asimismo, el grupo encabezado por Andrew G. Myers de la Universidad de Harvard ha desarrollado una plataforma para fabricar, a partir de lincosamidas, una amplia gama de nuevos antibióticos análogos totalmente sintéticos. Entre más de 500 análogos, encontraron un compuesto prometedor, la iboxamicina, eficaz frente a cepas resistentes a otros antibióticos conocidos.

Solucionarlo está en nuestras manos

Algunas acciones generales pueden ayudar a reducir la necesidad de antimicrobianos y minimizar la aparición de resistencia.

Entre las más obvias están fortalecer la prevención y el control de infecciones en los stablecimientos de salud, las granjas y las instalaciones de la industria alimentaria, garantizar el acceso a los servicios de agua limpia, saneamiento e higiene, aplicar las mejores prácticas en la producción alimentación y agricultura, reducir la contaminación y garantizar una gestión adecuada de los residuos y la salud.

El título individual solo podemos usar antibióticos cuando sean recetados por un profesional de la salud certificado, no requiera antibióticos si su médico le informa que no son necesarios, siga los consejos de los profesionales de la salud cuando use antibióticos y nunca comparta o use antibióticos en exceso de tratamientos previos.

También podemos (y debemos) prevenir infecciones lavándonos las manos regularmente, preparando los alimentos de forma higiénica y manteniendo actualizado el calendario vacunal.

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