El dolor de una pérdida o duelo supone una ruptura inesperada con quien nos ha quitado la vida hasta este momento. La percepción de las cosas cambia, todo está en una forma diferente y necesitamos tiempo para adaptarnos. A través de la pérdida, nos sumergimos en una crisis emocional que nos puede servir para crecer como personas o para debilitarnos y reafirmarnos, según cómo la afrontemos.
¿Cuándo se considera obsoleto? Podíamos decidir que completamos un duelo cuando somos capaces de recordar nuestro ser consultado sin sentir un dolor intenso, cuando morimos de vivir centrados sólo en el pasado y en lo que pudo haber sucedido si no nos hubiésemos equivocado.
El dolor que despiertan las ausencias durante la Navidad
Las navidades son fechas delicadas, por eso las conocemos a todas, pero en especial a los trabajadores de la salud que acompañamos a familiares y pacientes que pasan largos periodos de tiempo ingresando a nuestros centros de trabajo o se encuentran en etapas finales de vida.
Más que los credos religiosos, en nuestra cultura estas celebraciones se caracterizan por ser un intervalo de tiempo en el que se celebra “el regreso a casa”. Abundan las comidas y reuniones con famiglias y amigos, desde donde pretenden estirar lazos.
En este contexto, la Navidad se convierte para muchos en una especie de despertador del vacío y las ausencias. Y vuelve la memoria a todas las personas que en otros años se sentaban a la mesa con nosotros en Navidad, a todos los que alguna vez armaron un Belén o adornaron un árbol a nuestro lado como parte de la tradición, experimentando ahora la sensación de "alféizar vacía". ”.
La expectativa de tener el placer y ser feliz en estas fechas, de cumplir lo que esperamos, puede encarnar la situación que viven muchas personas, con un impacto emocional importante.
La falta de recursos para hacer frente a esas sillas vacías inunga de nostalgia y melancolía estas fechas, provocando un sufrimiento producido ante la añoranza que puede llegar a ser abrumador.
Cómo gestionar la pérdida
El proceso de elaboración del duelo implica reinstalar en una mezcla a los seres cuestionados, dándoles una presencia interna en la que el ser perdido no es un perseguidor interno de ese tipo de culpa, hasta su buena recuperación, con la correspondiente dosis de melancolía asociada a la duelo.
Para poder gestionar el duelo, William Worden aconseja en primer lugar aceptar la realidad de la pérdida, para posteriormente poder expresar los sentimientos, adaptarse al entorno en el que no se es la persona y, por último, invertir la energía emocional en otras relaciones.
Como decíamos antes, la Navidad es uno de los momentos en los que la pérdida es más visible, sobre todo si el fracaso es reciente. No sólo por la continua recuperación de quien no está, hasta la creencia imperante de que la Navidad implica felicidad, una necesidad personal y social que nos obliga a esforzarnos por cumplir las expectativas, profundizando el sentimiento de pérdida.
Aunque no es posible evitar el dolor que provoca el sentimiento de ser consultado, podemos encontrar herramientas para manejar estas emociones, tratando de encontrar un momento para reflexionar con nuestros pensamientos y sobre lo que nos montó. Conviene conectarse con nosotros mismos con una mirada diferente que haga aflorar las relaciones que se crearon con la persona ausente y recordarle desde la perspectiva del agradecimiento a lo vivero.
Hacerlo puede sacar a flote ese amor presente en los momentos duros, en los interminables durante el acompañamiento en el hospital. Amor en el cuidado, amor de sofa, de noches interminables de espera, de dolores de espalda y manos tenidas a pie de cama. Amor de comidas de cafeteria, alimentador con bocadillos frios y cafe de maquina.
Amor a lo aprendido, a lo vivido con la persona che se fue. Y sobre todo, amor hacia una misma por el crecimiento obtenido tras la relación con el fallado.
Este cambio de perspectiva, aunque suponga un esfuerzo, puede ayudarte a ver la luz entre los cúmulos de sol y tristeza presentes en estas fechas, poniendo el foco en lo mejor de nosotros y de los demás.
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