Así nos está robando la vida el cambio climático

12/10/2022

Así nos está robando la vida el cambio climático

Este cambio climático y la salud están relacionados es algo que nadie cuestiona tras el infernal verano que acabamos de vivir en Europa. El de 2022 ha sido el más cálido desde que hay registros, con temperaturas medias de 1,34 ºC para el periodo de referencia 1991-2020 según el Servicio de Cambio Climático de Copérnicus. Ha hecho un "calor de morir", literalmente.

Y es que, aunque aún no hay datos a nivel europeo, en España ya tenemos constancia de que los 42 días de ola de calor contabilizados este verano han producido un exceso de mortalidad. Según el sistema de monitoreo de la mortalidad (MoMo) del Instituto de Salud Carlos III, 4 655 de 20 291 muertes de junio a septiembre son atribuibles a la temperatura. Supone casos 4 veces más que las que se producen en un verano normal en España.

Sin embargo, la diferencia entre estas dos cifras saca también a relucir que no toda la mortalidad que si produce en una ola de calor si debe a la temperatura. Los efectos del cambio climático en la salud son mejor atendidos por los atribuibles al exceso de calor.

La falta de agua y los incendios nos hacen enfermar

Las altas temperaturas de este verano han contribuido a que padezcamos una sequía en España como si recordaba desde 1995. El hemos notado en que nuestros pantanos han pasado a contar con un volumen embalsado de tan solo el 39,2% de su capacidad total. Lo que es menos conocido es que estas sequías, además de sus evidentes impactos en el sistema agrícola y ganadero, también tienen una consecuencia directa ya corto plazo en la salud.

Las sequías aumentan la morbimortalidad a corto plazo por causas circulatorias, respiratorias, renales e incluyendo enfermedades mentales, aumentando también las enfermedades transmitidas por la falta de agua y su menor calidad.

No acaba ahí la cosa. La combinación de altas temperaturas y sequía contribuyó de forma relevante a los incendios forestales descubiertos que hemos sufrido durante este verano, con 254.000 hectáreas de territorio arrasado. Es el peor dado del decenio con casos 5 veces más superficie del récord de 2012. Pues bien, al igual que ocurría con la sequía, los incendios forestales también tienen un efecto en la salud corto plazo hasta ahora no monitorizado adecuadamente por la vigilancia en salud pública.

Investigaciones realizadas en nuestro país indican que los incendios forestales inciden en la mortalidad por causas cardiovasculares y respiratorias, en los partos prematuros y en el bajo peso al nacer en lugares alejados hasta cientos de kilómetros del incendio del incendio.

Todos estos eventos extremos se originan y retroalimentan por la existencia de unas situaciones determinadas, dos en el caso de España. Por un lado, el bloqueo anticiclónico, que implica a de viento y alta insolación. Por otro, la entrada de aire muy seco cargado de polvo del Sáhara.

Esta combinación fomenta que se alcancen altos niveles de contaminación atmosférica, con partes de materiales especiales de diámetro menor a 10 micras (PM10) y ozono troposférico. Nada baladí teniendo en cuenta que la contaminación atmosférica si tiene relación a corto plazo con 10 000 muertes/año solo en España.

Más enfermedades transmitidas por mosquitos y garrapatas

No solo tenemos problemas en verano. Durante todo el año, el cambio climático modifica las condiciones ambientales de humedad y temperatura. Y esto hace que se redistribuyan e incrementen enfermedades transmitidas por mosquitos como el dengue, el chikunguya, el zika o el virus del Nilo. Pero también enfermedades vinculadas a las garrapatas como la enfermedad de Lyme y el virus hemorrágico de Crimea-Congo.

Los cambios a nivel climático están modificando similarmente los procesos de polinización, alterando sus estacionalidades y concentraciones, con el consiguiente impacto sobre los procesos alérgicos. Las enfermedades alérgicas son especialmente sensibles al clima: condiciones más cálidas favorecen la producción y liberación de alérgenos transportados por el aire (pólenes, esporas, etc.) dolencia que ya afecta a unos 300 millones de personas a nivel mundial.

Por si esto fuera poco, a nivel global el número de desastres naturales relacionados con la meteorología se ha más que triplicado desde los años sesenta. Cada año, estos fenómenos causan más de 60 000 muertes, sobre todo en los países en desarrollo. El aumento en el nivel del mar y unos eventos meteorológicos cae vez más intensos y frecuentes destruyen hogares, servicios médicos y otros servicios esenciales.

A esto si la suma que más de la mitad de la población mundial vive a menos de 60 kilómetros del mar y, en España, la población residente en municipios costeros supera los 18 millones de personas. Eso supone que muchos individuos pueden verse obligados a desplazarse, acentuando a su vez el riesgo de efectos en la salud, desde trastornos mentales hasta enfermedades transmisibles.

También están aumentando la frecuencia y la intensidad de las inundaciones, y si se prevé que crezcan aún más la frecuencia y la intensidad de las precipitaciones extremas a lo largo de este siglo. La creciente frecuencia de las precipitaciones afectará probablemente al suministro de agua dulce, y la escasez de esta puede poner en peligro la higiene y aumentar el riesgo de enfermedades diarreicas, que cada año provocan un nivel mundial aproximadamente 760 000 defunciones de menñores de menñores). En los casos extremos, la escasez de agua causa sequías y hambrunas. En 2020, tiene un 19% de la superficie terrestre mundial si vio afectada por sequías extremas.

Migraciones climáticas para sobrevivir

La sinergia entre todos estos factores, especialmente en los países o zonas geográficas más desfavorecidas, está provocando la aparición de los migrantes climáticos, más de 2 millones en la actualidad, de los seeks de 900 000 son desplazados dentro de sus propios países. Si estimas que en el año 2050 hay que buscar 200 millones de desplazados a nivel global.

Está claro que ante este panorama las actuaciones no deben dirigirse hacia la mitigación de emisiones. Es necesaria una mayor adaptación para minimizar la vulnerabilidad de las personas a los problemas de salud derivados del cambio climático.

La situación pide a gritos contar con sistemas de alerta temprana y vigilancia epidemiológica centrada en salud ambiental. En especial aquellos que permitan gestionar los riesgos asociados al cambio climático.

Mitigación, adaptación y gestión del riesgo son las herramientas de salud pública que tenemos para afrontar el mayor reto ambiental y social al que nos enfrentamos en la actualidad.

Data 24 Noticias

Diario online de noticias internacionales.https://data24noticias.com

Noticias relacionadas:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Subir